La práctica de las actividades náuticas en nuestra región cobra un excepcional auge a partir del verano de 1984. Hasta esta fecha, la náutica en general y la vela en particular se encontraba relegada a un segundo plano, debido principalmente a la escasez de servicios que ofrecían los puerto deportivo y sus insuficientes instalaciones que impedían albergar con comodidad a una flota en constante crecimiento.
No debemos de olvidar que, hasta hace bien poco, la vela y los deportes náuticos eran considerados por el público en general como algo inalcanzable, reservado tan solo para gentes con un elevadísimo poder adquisitivo. Afortunadamente los tiempos están cambiando, no solo en el aspecto económico, sino también en el cultural. Se está dejando de dar la espalda a la mar, considerándola como una fuente inagotable de ocio, al alcance de todos y con la posibilidad de disfrutar de ella durante todo el año. Con este cambio cultural, nos acercamos a formas de vida tan arraigadas en otros países vecinos como Francia, Holanda o Inglaterra.
Todos estos vertiginosos cambios en la Bahía de Cádiz, culminan con la organización de eventos deportivos y culturales en sus instalaciones a nivel local y también a nivel internacional que atraen año tras año a los más importantes medios de comunicaciones nacionales e internacionales.
Por todos estos motivos, las firmas patrocinadoras de barcos y eventos deportivos, eligen el mundo de la náutica como una buena inversión, consiguiendo con ello una excelente proyección publicitaria, difusión de sus productos o marcas comerciales y relacionar la imagen de su empresa con algo tan limpio y ecológico como la vela.
Un barco, un hombre y 4300 millas del Océano Atlántico, este es nuestro reto.
No debemos de olvidar que, hasta hace bien poco, la vela y los deportes náuticos eran considerados por el público en general como algo inalcanzable, reservado tan solo para gentes con un elevadísimo poder adquisitivo. Afortunadamente los tiempos están cambiando, no solo en el aspecto económico, sino también en el cultural. Se está dejando de dar la espalda a la mar, considerándola como una fuente inagotable de ocio, al alcance de todos y con la posibilidad de disfrutar de ella durante todo el año. Con este cambio cultural, nos acercamos a formas de vida tan arraigadas en otros países vecinos como Francia, Holanda o Inglaterra.
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Por todos estos motivos, las firmas patrocinadoras de barcos y eventos deportivos, eligen el mundo de la náutica como una buena inversión, consiguiendo con ello una excelente proyección publicitaria, difusión de sus productos o marcas comerciales y relacionar la imagen de su empresa con algo tan limpio y ecológico como la vela.
Un barco, un hombre y 4300 millas del Océano Atlántico, este es nuestro reto.
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